Por: Naqueiry Suero
La moral y la ética
son los principales factores que determinan el nivel de profesionalidad de una
persona. En los medios de comunicación, estos valores son el eje primordial en
los trabajos realizados, ya que a través de ellos se captura la atención de los
diferentes públicos.
El periodismo debe
estar fundamentado en la verdad, para difundirla sin necesidad de manipular la
información. Si no se tiene la información veraz, mejor no difundirla y mucho
menos dar la información de manera exagerada con la intención de captar
públicos.
Es mejor “Perder
una exclusiva”, que luego de ésta ser publicada, tener que retractarse. Los
comunicadores a través de los medios, tienen en sus manos herramientas que
ayudarán a la construcción de una sociedad dominicana mejor.
Son el ente
propulsor de la información con la capacidad de sosegar situaciones o de
generar controversias públicas mediante lo publicado; es por eso que la verdad
en el ejercicio del periodismo, trae consigo el respeto de las personas.
Como institución
emisora del mensaje, los medios de comunicación transmiten el ideal ético y
moral del periodista, dan a conocer toda la verdad sobre un hecho sociable para
forjar en el ciudadano una conciencia crítica sobre un determinado tema.
Si bien es cierto,
los medios de comunicación crean modos, hábitos, tendencias, gustos y por la
gran influencia que poseen en las personas, son llamados “EL CUARTO PODER”,
por tal razón no están exentos de la corrupción, debido a que están más
propensos a tratar de manipular la forma de pensar y difundir la noticia.
En la sociedad
dominicana la corrupción es un mal que ha ido poco a poco insertándose y
avanzando, por ende, es imposible declarar como totalmente exentos de este mal
a los medios de comunicación. En la actualidad han sido muchos los
cuestionamientos a la credibilidad de los mismos; un aspecto ineludible en esta
coyuntura que vive la humanidad.
El ejercicio del
periodismo debe estar siempre basado en la verdad, sin las manipulaciones no
que nos venden a través de artículos o libros variopintos, que hablan de una
ética y moral que sus autores no están en capacidad de sustentar con los
hechos.
La desfachatez y el
desparpajo que evidencian algunos voceros de medios, está a vista y oídos de
todos: ponemos como ejemplo el medio de comunicación radial, para darnos cuenta
de que existe inclinación del medio por un determinado tema, debido al tipo de
lenguaje con que se expresan algunos.
Por ejemplo, cuando
reciben llamadas telefónicas de personas que abordan una temática contraria a
del medio; de inmediato reaccionan “sacándola del aire”.
¿Por qué será?
¿Dónde queda el respeto a la ley 6132, sobre la expresión y difusión del
pensamiento? ¿O será que el comentario realizado no se corresponde con los
intereses particulares que defienden, por lo que no les conviene que ciertas
cosas salgan a la luz pública?
Es inaceptable que
estas brechas en los medios de comunicación y en el ejercicio del periodismo,
sigan existiendo, no debemos seguir permitiendo que todas estas situaciones que
se dan, sigan afectando nuestro trabajo.
Está en nosotros
mismo los comunicadores, hacer un cambio radical en nuestro medio; tenemos las
herramientas, las fuerzas y sobre todo la profesionalidad y capacidad de
generar cambios en las mentes de las personas que consideran que los medios
están tomados por la corrupción.
Si bien es cierto
que falta ética y moral en los medios, mas cierto es que este déficit no es la
regla, sino la excepción, en una actividad donde brillan por su ejercicio
verdaderos ejemplos de entereza y apego por la verdad.
Somos partícipes de
que para que en los medios haya un cambio, debemos forjarnos en realizar un
trabajo impecable, donde la corrupción, donde exista, no “debemos taparla”,
para que no llegue alcanzarnos, y si nos alcanza, que sepamos darle una
respuesta al colocar nuestro trabajo ético en primer lugar.
El bajo salario,
pocos beneficios, el exigirle a los periodistas un mejor desempeño, sin la
debida recompensa, pueden ser situaciones que empujen a los comunicadores a
cometer acciones anti-éticas en su desempeño, olvidando al final de todo, que
la verdad sale a la luz.
Se impone pues, que
sepamos que el trabajo con profesionalidad, y sobre todo, con el debido respeto
por uno mismo, al final tiene las recompensas que otorga la satisfacción del
deber cumplido, con ética y apegó a la verdad, dirigido a la consumación del
bien común.
Los lectores,
oyentes, televidentes premian a los comunicadores que son responsables al
emitir sus opiniones; valoran los escritos que se ciñen a la objetividad; el
comunicador que sabe que tendrá “seguidores”, por su ejercicio diario
redactando sus notas apegadas a la verdad de los hechos.
El comunicador que
siempre habla con la verdad, ejerce su profesión con integridad, y sobre todo,
coloca en primer lugar su profesionalidad de cara a una opinión pública que se
orienta por el peso de sus opiniones.
Seamos diferentes,
seamos comunicadores que informemos, no que desinformemos, seamos capaces de
decir no a la CORRUPCIÓN, y si a la realización de un trabajo ÉTICO.